Los pies están formados por 26 huesos, 100 músculos y 33 articulaciones. Su función principal es servir como medio de locomoción al ser humano, pero son mucho más que una simple plataforma: mantienen el cuerpo erguido, son amortiguadores y ayudan a mantener el equilibrio, entre otras funciones.
Aunque a simple vista todos los pies pueden parecer iguales, la realidad es que cada persona tiene una pisada y unas particularidades diferentes. Por este mismo motivo, es esencial cuidar la salud podal y familiarizarse con ellos, dado que algunos tipos de pie son más propensos que otros a sufrir lesiones relacionadas con el dolor muscular o de huesos.
Clasificación anatómica
Los podólogos dividen los pies en tipologías según su anatomía y morfología. La primera clasificación tiene en cuenta la altura del arco plantar, es decir, de la curva que se forma en la planta del pie al pisar.
Así, se distinguen tres categorías:
- Pie plano: el arco del pie tiene poca o ninguna altura. La planta tiende a contactar casi en su totalidad o totalmente con el suelo.
- Pie cavo: al contrario que el pie plano, la bóveda plantar tiene mucha altura.Por otro lado, en la planta es común que solo se apoye el talón y el antepié.
- Pie normal: la altura del arco plantar está dentro de la media y, al juntar ambos pies, se forma un pequeño espacio en forma de semiesfera.
Generalmente, las personas con pies planos y cavos suelen distribuir el peso de forma desigual, poniendo más presión en los talones, los dedos o el lateral del pie. La anatomía podal y una pisada incorrecta puede provocar que se fuercen las estructuras musculoesqueléticas del pie y se produzcan lesiones. No obstante, un tratamiento podológico y el uso de plantillas personalizadas pueden evitar o minimizar posibles síntomas.
Clasificación morfológica
La clasificación morfológica se refiere a la forma que tienen los pies. En el ámbito de la Podología, esta se describe en base a la longitud de los dedos y sus proporciones respecto a los demás. En concreto, hay tres tipos:
- Pie egipcio: el dedo gordo es un poco más largo y los demás van decreciendo hasta el pequeño. Para esta tipología de pie, se recomienda un calzado de punta redonda y horma amplia.
- Pie griego: el segundo dedo es más largo que los demás y puede presentar una mayor separación con el dedo gordo. Para este tipo de pie, los podólogos recomiendan una horma ancha y alargada.
- Pie cuadrado: por lo general los cinco dedos suelen tener el mismo largo excepto el pequeño. Al ocupar más espacio en la parte delantera del zapato, se recomienda llevar un calzado 1 ó 2 centímetros más amplio, sin que este sea holgado, para no provocar callosidades o rozaduras.
Estos datos son esenciales para que el podólogo comprenda de dónde pueden proceder ciertas dolencias o lesiones y realice un diagnóstico. También son cuestiones útiles para realizar estudios baropodométricos, es decir, análisis físicos que aportan información sobre las cargas que soporta el pie en distintas zonas y sirve para el diseño de plantillas.
En caso de sufrir molestias, dolores musculares en el talón o lateral del pie o sentir carga excesiva en las piernas, el Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía recomienda acudir a la consulta del podólogo, que es el profesional sanitario capacitado para ofrecer asesoramiento y diagnosticar las lesiones del pie.