Emoción, devoción y celebración son algunas de las sensaciones que producen las romerías que se celebran a lo largo de la primavera y el verano andaluz. Con motivo de estas festividades, miles de personas emprenden el peregrinaje y recorren largas distancias, como ocurre con aquellos que marchan a la aldea de El Rocío.
El cuidado de la salud es esencial para disfrutar de estas fiestas con plenitud, y eso incluye el cuidado de las extremidades inferiores, que son las que más sufren en estas ocasiones debido al calor, el esfuerzo e incluso un calzado inadecuado.
Recomendaciones
Desde el Ilustre Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía, te ofrecemos algunas claves para que el camino no haga mella en tus pies y aprendas a cuidarlos de la mejor forma posible:
- Cortar las uñas correctamente, cuadradas y no apuradas en exceso. Asimismo, se debe secar la piel en los espacios interdigitales -es decir, entre dedo y dedo-, con una toalla fina. En caso de presentar alguna alteración en las uñas, se debe acudir a la consulta de su podólogo de confianza para que las revise.
- Utilizar calzado cómodo: a menudo nos encontramos con lesiones, cortes, ampollas y otros daños más graves por el uso de zapatos fabricados con materiales como el charol o el esparto que, además de calentar los pies, producen una mayor sudoración y riesgo de hongos.
- Usa calcetines sin costuras, de fibras naturales y transpirables: por ejemplo, de lino o algodón. De este modo, se evitan las rozaduras. Recuerda que si te salen ampollas, no debes explotarlas. Como mucho, aplica algún apósito para proteger la piel.
- Revisa el calzado (tapas, palmilla interior, tapas y costuras): con el uso se pueden deteriorar. Por este mismo motivo es importante revisarlo todo para evitar que provoquen molestias o lesiones más graves. Acude a tu podólogo previamente para que supervise tus plantillas y que las lleves en perfecto estado.
- Si te salen ampollas, no las explotes: como mucho, si son de un gran tamaño, puedes drenar el líquido para aliviar un poco el dolor y aplica un apósito. Pero no retires la piel.
- Haz estiramientos durante las caminatas: en las paradas, aprovecha para realizar movimientos circulares con el tobillo manteniendo la punta del pie en el suelo. Encoge y estira los dedos del pie para descontracturarlos, y no te olvides de revisarlos de vez en cuando para asegurarte de que no hay heridas o lesiones.
- Ventila el calzado a diario: siempre es recomendable llevar más de un par de zapatos para la caminata, porque si uno se humedece por el sudor, se puede cambiar por el otro par. Es importante ventilarlos al final del día para que se sequen bien y volver a utilizarlos. De este modo, se evita el ‘pie de atleta’ (enrojecimiento, picazón, descamación y fisuras en la piel) y la onicomicosis, es decir, los hongos en los pies.
- Revisa tus pies a diario, y extrema el cuidado si tienes diabetes: es importante comprobar que los pies no sufren cortes y otras lesiones a medida que avanza el recorrido. Las personas con diabetes deben poner especial atención, dado que tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones debido a la neuropatía periférica y la mala circulación sanguínea.
- Baños de agua fría al final del día: para reducir la hinchazón y mejorar la circulación en la zona.
- Acude al podólogo si sientes molestias tras la romería: de igual forma que ocurre con los eventos deportivos o las caminatas de Semana Santa, durante estas fiestas pasamos más tiempo de pie. Esto puede llegar a producir calambres, dolores e incluso problemas biomecánicos que sólo el podólogo puede diagnosticar.
Esperamos que tengas en cuenta estos consejos para que realices el recorrido con salud. ¡Buen camino!