Hoy es un día como otro cualquiera. Te levantas, tomas el desayuno y te vistes para ir al gimnasio antes de entrar al trabajo. Cuando realizas las series de ejercicios, ya notas un poco de picazón en los pies; pero lo ignoras, te metes en la ducha y cuando sales, notas que tienes las plantas de los pies rojas y con algo de descamación.
Pasas el día con mucha incomodidad por la picazón, y por la tarde, cuando vuelves a casa, ya no puedes más: empiezas a notar un ardor terrible entre los dedos de los pies. Eso ya te indica que no es que tengas sequedad: algo pasa. Y es momento de acudir al podólogo.
Así son los síntomas del pie de atleta, también conocido como tinea pedis, una infección fúngica común que afecta principalmente la piel de los pies, entre los dedos y en las plantas. Este trastorno puede ser incómodo y persistente, pero, con el conocimiento adecuado y cuidados apropiados dispensados por un podólogo, es tratable y prevenible.
¿Cuáles son sus causas?
Los hongos son la causa de esta patología, en concreto, aquellos del grupo de los dermatofitos y, en menor medida, levaduras y mohos que prosperan en ambientes cálidos y húmedos. Estos microorganismos parasitarios se alimentan de la capa córnea (la más externa) de la piel. Y aunque esta invasión es relativamente inofensiva en sus primeros estadios, puede resultar peligrosa en caso de que la patología se alargue o se deje sin tratar, dado que el sistema inmune reacciona ante la presencia del microorganismo y este puede acabar penetrando en capas más profundas de la piel.
Las duchas públicas, piscinas, vestuarios, el uso de zapatos cerrados o el contacto directo con superficies infectadas son lugares y condiciones ideales para su proliferación, de igual forma que compartir toallas, zapatos o calcetines también puede propagar la infección de una persona a otra.
Los síntomas comunes del pie de atleta incluyen:
- Picazón.
- Enrojecimiento.
- Descamación de la piel.
- Formación de ampollas.
- En casos más avanzados, fisuras dolorosas en la piel. Estos síntomas suelen aparecer entre los dedos primero y pueden propagarse a otras áreas de los pies si no se tratan adecuadamente.
Tratamiento y prevención
El tratamiento del pie de atleta generalmente implica el uso de antifúngicos tópicos, como cremas, lociones o polvos, que se aplican directamente sobre la zona afectada. En casos más graves o persistentes, se pueden requerir medicamentos antifúngicos orales recetados por un podólogo.
Para evitar esta infección, la prevención es clave. Mantener los pies secos y limpios, usar sandalias o zapatos transpirables en áreas comunes y no compartir artículos personales en piscinas o duchas pueden ayudar a evitar la propagación del pie de atleta.
Por otro lado, el podólogo es el profesional sanitario capacitado para tratar este tipo de patologías del pie. Además, puede ofrecer orientación al paciente sobre cómo cuidar adecuadamente los pies, recomendar los tratamientos más adecuados y efectivos para cada caso y brindar recomendaciones para prevenir futuras infecciones.
El pie de atleta es una infección fúngica común pero tratable. El Ilustre Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía insiste en que la clave para evitarlo está en mantener una buena higiene, usar calzado adecuado y buscar ayuda profesional en caso de infecciones persistentes o recurrentes. El cuidado preventivo es esencial para proteger la salud de los pies y evitar molestias innecesarias.