La Ortopodología es la rama de la Podología que se ocupa del tratamiento y/o compensación de las deformidades mecánicas del pie mediante procedimientos no quirúrgicos. Por ejemplo, esta especialidad se encarga desde las fascitis y metatarsalgias hasta deformidades como el pie equino, pie adducto o alteraciones digitales, como los dedos en martillo, clinodactilias, etc. Todas estas patologías pueden ocasionar desequilibrios en el cuerpo como esguinces de tobillo y rodilla, dolores de cadera, afectaciones de espaladay tendinitis, entre otras.
Para compensar, prevenir y tratar estas alteraciones biomecánicas, los podólogos realizan primero un completo análisis exploratorio de los pies, los miembros inferiores y el calzado para descubrir posibles problemas y ofrecer al paciente un diagnóstico. En caso de que este lo requiera, se aplican los tratamientos ortopodológicos necesarios, que pueden implicar desde soportes plantares (plantillas) u ortosis de silicona, hasta posibles prótesis.
En este sentido, hay que aclarar que estos elementos son siempre personalizados y la labor del podólogo consiste en asegurarse de que los soportes cumplen con todos los requerimientos técnicos y físicos adecuados para la recuperación o compensación del pie del paciente.
En las consultas nos encontramos habitualmente con pacientes que se sorprenden de que sea el podólogo, y no el técnico ortopedista, el encargado de diseñar estos soportes. No obstante, desde el Ilustre Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía insistimos: los ortopedistas no poseen la cualificación sanitaria ni legal para diagnosticar ni prescribir este tipo de soportes; sólo están autorizados a fabricarlos con las instrucciones de una receta del podólogo. Estos parámetros siguen unos fundamentos científicos y técnicos muy específicos que tienen en cuenta las características musculares, osteoarticulares y musculoesqueléticas de cada paciente.
Diseño
Para diseñar las plantillas y otros elementos ortopodológicos, el podólogo sigue los siguientes pasos:
– Análisis biomecánico y de la marcha: los podólogos evalúan al paciente con distintas técnicas. Por ejemplo, miden la distancia de la cadera a los pies para determinar la longitud de las piernas, emplean una plataforma de presiones para analizar el reparto de cargas del pie en posición estática y en movimiento, etc.
– Molde: para elaborar las plantillas, por ejemplo, se toma un molde de espuma fenólica, yeso o en 3D.
– Fabricación de plantillas y prótesis: el podólogo selecciona los materiales, espesores, descargas y geometrías, entre otros elementos, para personalizar al máximo la pieza según las necesidades del paciente y tomando como referencia la exploración y la alteración que éste presenta. Luego, traslada las indicaciones en forma de receta a una ortopedia, donde elaboran la pieza.
– Ajustes: una vez finalizada la plantilla o el elemento ortótico, el paciente prueba su eficacia y se realizan los ajustes necesarios para poder integrar este elemento en el día a día de la forma más cómoda posible.
Seguridad del paciente
De este modo, estos elementos se realizan de forma personalizada, siendo el podólogo el profesional que supervisa el desarrollo de los mismos desde la selección de los materiales hasta su adaptación al calzado.
Los profesionales sanitarios del pie insisten en que, para garantizar el bienestar y la seguridad del paciente, este tipo de tratamientos sólo pueden ser prescritas por un podólogo, y añaden que las prefabricadas vendidas en ortopedias, supermercados o farmacias no garantizan una correcta adaptación del pie, ni son recomendables en caso de padecer patologías concretas. Por ejemplo, las plantillas prefabricadas suelen ser blandas y estar enfocadas a ‘rellenar’ el zapato o ablandar el impacto de la suela del pie, cuestiones que no son convenientes para todos los pacientes a medio-largo plazo.
En definitiva, la Ortopodología es una disciplina dentro de nuestra especialidad que nos habilita para diseñar elementos que mejoren la calidad de vida de nuestros pacientes; mientras que su fabricación está a cargo de un técnico ortopedista. Por este motivo, te recomendamos que, si sientes alguna molestia en los pies o necesitas alguna adaptación en tu calzado, acudas directamente al podólogo, que es el profesional sanitario capacitado para tratar tus pies.