Como cada primavera, la Semana Santa llega a las calles de toda España para inspirar y deleitar a los más fieles con su espectacularidad y tradición. Especialmente en Andalucía, profundamente arraigada, los costaleros y cargadores desempeñan un papel primordial en las procesiones. Por supuesto, el esfuerzo físico que conlleva cargar con el peso de un paso durante las horas que duran los recorridos suele tener sus consecuencias en los pies.
Algunos de los principales problemas podológicos que presentan los costaleros son:
- Fascitis plantar. La presión constante sobre la planta del pie puede inflamar la fascia plantar, provocando un dolor intenso.
- Tendinitis. Debido al aumento de peso que tienen que soportar los pies, se produce un sobreesfuerzo en los tendones pudiéndose inflamar. Además, la presencia de patologías previas puede agravar esta dolencia.
- Metatarsalgia. La sobrecarga en el antepié también puede causar dolor en la parte anterior del pie.
- Ampollas y rozaduras. El uso de calzado poco adecuado y la sudoración excesiva pueden terminar en ampollas que dificultan la tarea del costalero.
- Uñas encarnadas. La presión durante tanto tiempo sobre los dedos puede provocar esta afección.
Para poder minimizar el impacto del esfuerzo y así evitar todo lo posible la aparición de alguna de las afecciones mencionadas anteriormente, hay una serie de pasos que se pueden seguir antes, durante y después de cargar:
Antes
- Revisión podológica previa. Para detectar posibles afecciones o alteraciones biomecánicas y poder minimizarlas con tratamientos concretos como plantillas especializadas.
- Elegir el calzado adecuado. Usar zapatillas con buena amortiguación y sujeción al pie.
- Ejercicios de fortalecimiento y estiramiento. Hacer ejercicios específicos para preparar los pies y los músculos de la pierna.
- Control de la sudoración. Aplicar polvos secantes para reducir la humedad y evitar rozaduras.
Durante
- Usar calcetines adecuados. De materiales transpirables y sin costuras para no favorecer la aparición de ampollas.
- Hidratación y descanso. Aprovechar los descansos para beber agua y relajar los pies.
Después
- Baños de contraste. Darse baños alternando agua caliente y fría para bajar la inflamación y mejorar la circulación.
- Masajes y estiramientos. Masajear los músculos para liberar tensiones y hacer estiramientos específicos para las zonas cargadas.
- Revisión podológica post-procesión. Consultar con un podólogo, acudiendo a una consulta autorizada y a un profesional colegiado/a. De esta forma, evitamos ponernos en manos de un intruso y los remedios “milagrosos”.
La prevención, un calzado adecuado y el seguimiento con los profesionales de la Podología son determinantes para asegurar una salud adecuada de los pies. Desde el Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía promovemos la importancia de la salud de nuestros pies en situaciones de gran exigencia física como lo es la Semana Santa.