Cuidar los pies de los más pequeños es esencial para asegurar su bienestar físico. Éstos soportan el peso del cuerpo y facilitan el movimiento a la hora de andar o hacer deporte, motivo por el que también es importante mantener una higiene adecuada, usar calzado adecuado y prestar atención a cualquier señal de incomodidad o lesión.
El pie, al ser la base de la sustentación del aparato locomotor en estática y palanca de propulsión en dinámica, es de suma importancia en cualquier actividad deportiva. Cada deporte requiere un nivel de exigencia distinto y cada pie tiene una funcionalidad u otra. Cabe decir que no todos los tipos de pie sirven para cualquier tipo de deporte; existen aquellos mejor adaptados a la carrera continuada y otros mejor adaptados a la velocidad y el salto, por ejemplo.
Hasta hace unos años la salud podológica no se ha tenido tan en cuenta en los deportistas adolescentes y niños. Sin embargo, actualmente se reconoce su importancia, dado que el aparato locomotor (especialmente, los miembros inferiores y la columna vertebral) están en periodo de crecimiento. En este sentido, el correcto funcionamiento del pie garantiza un mejor rendimiento físico, y esto previene en gran medida las lesiones musculoesqueléticas y aumenta la calidad deportiva.
Por estos motivos, es muy importante que los padres y/o tutores de los niños tomen conciencia de lo necesario que es mantener la salud podológica, y se realicen controles periódicos para evitar posibles lesiones y alteraciones futuras del pie, que se transforman en patologías frecuentes en las consultas del podólogo en la edad adulta.
Motivos de consulta
Cada vez es mayor la exigencia que se le da a los niños en el deporte y se les somete a entrenamientos tan duros como los de un adulto.
Para garantizar la salud podológica del menor, es recomendable realizarle un estudio biomecánico que indique si existen cuestiones como una mala pisada u otro tipo de patología. El estudio biomecánico en este tipo de pacientes no debe focalizarse únicamente en el pie, sino en todo el aparato locomotor, muscular y esquelético, realizando reconocimientos periódicos que nos permitan detectar en el menor tiempo posible cualquier alteración. En muchas ocasiones, observamos que los adolescentes presentan vicios posturales relacionados con el crecimiento, y si en estas circunstancias se realiza una práctica deportiva, las patologías pueden verse agravadas.
Otro motivo de consulta frecuente es que “el niño corre mal o tropieza mucho”. En estos casos, el podólogo valora si existe un acortamiento de Tendón de Aquiles que impida el apoyo correcto del talón en el suelo, o bien una hiperlaxitud ligamentosa que le impida el buen funcionamiento del pie y la extremidad inferior. Estos, junto a otros factores de crecimiento como dolor en el talón, dolor en las piernas o rodillas, también pueden provocar caídas y falta de rendimiento en el deporte.
En todo caso, la prevención con revisiones podológicas como mínimo una vez al año podrían evitar futuras lesiones o alteraciones que con el tiempo evolucionen hasta hacerse irreversibles.
En el colegio
Con la vuelta al cole comienzan también las clases extraescolares, y el deporte es una de las actividades preferidas por los niños y niñas. Antes de comenzar cualquier ejercicio físico, es necesario realizar el calentamiento, dado que un mal movimiento puede producir lesiones. Si el menor deja de hacer deporte sin motivo aparente, el origen podría estar en un dolor plantar que debe corregirse.
Los padres y/o tutores deben comprender una cuestión importante: el pie de un niño no es como el de un adulto en miniatura. Sus estructuras no están aún formadas, los huesos no están cerrados, y los tendones y ligamentos no tienen la fuerza de un adulto. Cuando los más pequeños practican un deporte con una intensidad demasiado alta, pueden sufrir una lesión en el pie y ese dolor a veces se atribuye erróneamente al crecimiento.

En la etapa de la infancia estamos a tiempo de tratar y curar algunas patologías, no sólo del pie, también de la rodilla y de la espalda si tienen su origen en un mal apoyo plantar. Las plantillas personalizadas y ejercicios de potenciación de ligamentos y tendones pueden corregir los pies planos flexibles y semiflexibles. También hay muchos casos de escoliosis de la espalda que son consecuencia de una asimetría en las piernas y pueden tratarse añadiendo unos milímetros a la pierna.
En este sentido, existen patologías de los pies que están influenciadas por el deporte y la edad del niño, y muchas pueden evitarse con ejercicios de potenciación y estiramientos.
Calzado
En cuanto al calzado, cada deporte requiere unas zapatillas deportivas específicas y combinarlas puede resultar contraproducente. Por ejemplo, utilizar una bota de fútbol con tacos largos para césped natural dará problemas en césped artificial. La diferencia reside en que el taco largo es capaz de rajar la superficie natural blanda, permitiendo libre movimiento; mientras que al usarlos en el césped artificial, bloquearía la bota contra el suelo generando lesiones ligamentosas y roturas musculares. En ese caso, se deberían emplear multitacos de baja altura para el césped artificial.
En los niños y niñas futbolistas entre los 9 y 12 años, la patología más habitual es la enfermedad de Sever (osteocondritis del calcáneo) que genera dolor en el talón. Dicha afección precisa valoración y tratamiento podológico que suele derivar en la prescripción de plantillas. Al emplearlas, el menor no tiene por qué detener su actividad deportiva.

En otros deportes que se juegan con las manos (por ejemplo: tenis, baloncesto o balonmano) el calzado debe ser de interior para pista cubierta, y las lesiones más comunes son esguinces y problemas ungueales.
Zapatos en función de cada deporte
En el caso de que el niño quiera jugar al tenis, las zapatillas deben ser anchas y flexibles, además de contar con suela plana. También se recomienda elegir calzado con cordones, puesto que por la parte de arriba del pie el éste debe ajustarse a la perfección. Asimismo, se recomienda que las zapatillas elegidas acaben en la parte del tobillo, para que el niño cuente con mayor estabilidad. Las zapatillas de pádel, por otro lado, deben tener un dibujo de espiga en la suela e incorporar zona ovalada de rotación bajo la base del primer dedo.
En el caso del baloncesto, la zapatilla deportiva debe contar con mayor altura, con el fin de proteger al 100% el tobillo. También debe estar dotada con un buen sistema de amortiguación y contar con una suela robusta para que se puedan hacer los giros necesarios o conseguir la velocidad necesaria en cada momento.
En gimnasia rítmica se debe extremar la precaución con las deformidad digitales, puesto que los dedos pueden hacer “garra”. Tanto en este deporte como en el ballet se trabajan mucho las puntas de los pies, y esto puede ser beneficioso para trabajar el pie plano, pero también puede agravar la deformación de dedos en garra o acelerar la formación del juanete.

En el ciclismo, es más fácil que aparezcan sobrecargas en la zona metatarsal (la almohadilla del pie), ya que es la que mayor fuerza realiza. Lo más importante es que el niño lleve la bicicleta adaptada a su altura, especialmente el sillín y el manillar, porque si estos elementos están descompensados, podrían provocar problemas de rodilla.
El patinaje resulta beneficioso para aquellos niños que caminan en aducción (metiendo la punta de los pies hacia dentro, dado que favorece la rotación externa de cadera y hace que se abra más la marcha. Sin embargo, es un deporte que puede potenciar el genu valgo (rodillas en X que tienden a juntarse) porque se doblan más las piernas hacia dentro. Si el niño presenta una patología de pie plano, la zona interna del mismo estará en rozamiento continuado con la bota del patín, generando dolor e inflamación.

En cuanto a la natación en modo libre, el gesto deportivo no causa problemas en los pies. No obstante, en el caso de usar aletas y debido a su compresión, podrían aparecer tendinitis o juanete prematuro incipiente juvenil. En cualquiera de las modalidades, el podólogo recomienda no andar descalzos y evitar el agua encharcada de las piscinas para prevenir el contagio de hongos y verrugas.
Adaptación
Al igual que ocurre con los adultos, los niños necesitan llevar una ropa deportiva adecuada a la hora de realizar ejercicio. En este sentido, las zapatillas juegan un papel fundamental. Por este motivo es esencial que padres y tutores sepan que, dependiendo de la modalidad que se practique, deben decantarse por un modelo concreto.
Respecto al calzado infantil, no se recomienda poner zapatos a los menores si todavía no caminan, ya que pueden ser perjudiciales para su desarrollo. No obstante, en el momento que den sus primeros pasos, es imprescindible ponerles un calzado adecuado. Una recomendación en la que inciden los podólogos especialmente en relación al deporte, dado que los distintos tipos de ejercicio físico requieren un equipamiento específico que favorezca la salud de los pies y un buen rendimiento a partes iguales. Desde el Ilustre Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía, recomendamos acudir a tiendas especializadas en deporte con el fin de contar con las mejores garantías a la hora de comprar calzado deportivo.